Editorial de L. Ronald Hubbard, Autor de Éxitos Editoriales Internacionales del New York Times

Décimo Sexto ACC Americano

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Décimo Sexto ACC Americano

A pesar de la viva controversia del público respecto a la lluvia radioactiva, lo que ninguno de los “expertos” podía haber revelado era su historia en la línea temporal completa. y, en consecuencia, nadie podría haber identificado su verdadera amenaza. Como L. Ronald Hubbard reveló: “‘No pueden verla. No pueden sentirla. No pueden...’. Éstas son las frases engrámicas tras todo el efecto de la radiación”. Así que inmediatamente después del Congreso sobre Antirradiación, dónde alertó de que el aumento de la radiación había ido en paralelo a la creciente dificultad de los casos, convocó el Décimo Sexto ACC Americano para enseñar, con urgencia, una solución para la auditación de dimensiones en verdad históricas: “En este ACC vamos a tratar sobre Comunicación, Control y Havingness. Eso es todo lo que vamos a tratar”. Aquí, entonces, están las conferencias donde el señor Hubbard introdujo y demostró en una sesión de auditación en directo, un gran avance técnico que iguala en importancia al ARC y elimina las barreras para el clearing en amplia escala. Destinado a permanecer como un régimen de procesamiento fundamental en la ruta a Clear y OT, los CCH marcaron un nuevo nivel de llegar más bajo al proporcionar el punto de entrada para cada caso. Además, L. Ronald Hubbard estaba a punto de hacer lo mismo por los auditores con una serie revolucionaria de procedimientos de entrenamiento desde las mismísimas entrañas de los descubrimientos de los CCH.

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La meta de este procedimiento es llevar al preclear desde el nivel más bajo en el que se pueda alcanzar a los preclears, directo hasta lo más alto que se pueda empujar a un preclear. Por lo tanto, la amplitud del Procedimiento de los CCH es mucho mayor que la de ningún otro procedimiento de auditación que jamás se haya lanzado.– L. Ronald Hubbard

Al iniciarse 1957, las tensiones entre las potencias occidentales y la Unión Soviética no mostraban signos de amainar. El ministro de defensa soviético había anunciado las intenciones de su gobierno de añadir armas químicas y biológicas al ya inmenso arsenal de bombas termonucleares de Rusia. El presidente estadounidense Eisenhower, que en 1956 había abogado por un incremento del arsenal nuclear norteamericano, inauguró el nuevo año con una declaración sin precedentes al Congreso sobre su intención de emplear cualquier medio que considerase necesario (incluyendo la fuerza militar) para impedir la expansión comunista en Oriente Medio. La Comisión de Energía Atómica estadounidense, por su parte, continuó afirmando que las pruebas de bombas nucleares llevadas a cabo en Estados Unidos no suponían ninguna amenaza para los estadounidenses.

Si bien los peligros de la radiación no se comprendían, sin duda eran tema de vigoroso debate. Un artículo de la época en la revista National Geographic que presentaba un relato de un testigo ocular de una explosión nuclear en el desierto de Nevada, informaba: “Durante 24 horas, esta nube, llevando sus partículas invisibles que emitían radiación, se iba a detectar a lo largo de Utah, Colorado, Kansas, Missouri y en la parte sur de Ohio”.

Esas partículas eran desde luego invisibles, pero como la investigación de L. Ronald Hubbard había revelado, precisamente su invisibilidad es lo que constituía su amenaza. Porque lo que ninguno de aquellos expertos gubernamentales podría haber explicado era la historia de la radiación en la línea temporal completa. Como el señor Hubbard escribió:

“‘No pueden verla. No pueden sentirla. No pueden...’. Estas son las frases engrámicas tras todo el efecto de la radiación”.

Además, en cuanto al efecto en un ser:

“Ahora bien, ¿qué sucede, entonces, cuando una persona pierde futuro? Sin duda se amontona en el presente. Dice: ‘No hay tiempo’, y, ¡vaya!, eso está tremendamente cerca de ser verdad. Por lo tanto, su havingness se reduce muchísimo. Por lo tanto, no obtiene ningún beneficio del tiempo presente, aunque entrara en él. ¿Por qué? Porque no tiene futuro!

“Y todo el tema de la radiación está estrechamente relacionado con esta idea de que no hay futuro”.

Respondiendo a una amenaza de una urgencia en verdad global, en los últimos días de diciembre de 1956, L. Ronald Hubbard había convocado el Congreso sobre Antirradiación, en el que alertó a los scientologists de que la creciente dificultad de los casos desde 1950 había tenido lugar de manera paralela con el aumento de la radiación en la atmósfera. Entonces, justo tras la estela de ese Congreso, el 2 de enero de 1957, lanzó una acción de saneamiento de igual urgencia, concretamente el Décimo Sexto Curso Clínico Avanzado Americano, celebrado en la Iglesia Fundacional de Scientology, en el número 1812 de la calle 19, en Washington, D. C.

Y mientras que el enfoque principal del señor Hubbard previamente había sido desarrollar procesos que otros auditores pudieran aplicar para cascar los casos, ahora había redoblado su concentración con la intención de alcanzar incluso un nivel todavía más profundo en los casos mismos.

El resultado fue un avance sensacional cuya importancia, en aquel entonces y en todo cuanto vino, no podría exagerarse. Ya que dijo:

“Así que hemos encontrado el punto de entrada al caso, y éste es el havingness. Y hemos encontrado cómo transmitirlo a la persona, y es por medio del control y la comunicación... así, CCH”.

Fue un descubrimiento cuyas ramificaciones se extendían mucho más allá de la Tierra, 1957. Pues si las investigaciones del señor Hubbard habían estado impulsadas en parte por la necesidad de acelerar la expansión de Scientology ante el panorama de un posible holocausto, lo que ahora desveló fue un avance sensacional en la auditación de implicaciones pasmosas; pues esos CCH pronto iban a convertirse en un componente crucial del Procedimiento de Clearing e iban a ocupar a partir de entonces el lugar que les tocaba como una serie de procesos fundamentales que capacitarían a los auditores desde Nueva York hasta Tokio para elevar a los preclears hacia Thetán Operante.

Mientras que al mismo tiempo de estos avances, presentó una enorme cantidad de desarrollos relacionados para remediar la capacidad del preclear de confrontar y hacer as-is, incluyendo:

  • Capacidad: cómo la capacidad de un preclear siempre está presente, y el auditor está aumentando su capacidad para mostrarla;
  • Obnosis: su definición y factores mecánicos, el papel de la observación en la comunicación y el papel del auditor a la hora de persuadir al preclear para que confronte lo que está ahí para ser confrontado;
  • Buen Control: qué es, cómo conseguirlo y por qué es esencial para la recuperación del preclear;
  • Escala de Realidad: cómo funciona, su relación con el havingness y una descripción detallada de las manifestaciones de cada punto de la escala;
  • Visión Ocular: un thetán no mira a través de sus ojos sino a través de unos discos dorados frente a ellos, y lo que el deterioro de la vista tiene que ver con el confront;
  • La Anatomía de las Trampas: su relación con la disposición a duplicar y confrontar;
  • Secuencia de Acto Overt-Motivador: su teoría subyacente y cómo sigue las leyes de Newton sobre el movimiento;
  • Beingness: cómo el camino hacia el beingness es una creciente capacidad de controlar el cuerpo.

Con la publicación de los CCH, el señor Hubbard había dado comienzo a una nueva era de auditación y había preparado el camino para un clearing a escala planetaria. Y conforme los auditores de ese Décimo Sexto ACC se dispersaban por todo Estados Unidos para aplicar y diseminar todo lo que habían aprendido, L. Ronald Hubbard ya estaba desarrollando una serie de procedimientos extraídos de las mismísimas entrañas de los descubrimientos de los CCH: procedimientos que pronto iban a revolucionar el entrenamiento de los auditores.

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